MANUEL GONZÁLEZ VIGIL Y LA CONFITERIA MAGOVI

Manuel González Vigil, que popularizó el acrónimo de Magovi es otro de los colungueses cuya memoria queremos resaltar porque contribuyó de forma importante a la innovación y desarollo de nuestra preciosa villa de Colunga. Magovi inició su ‘carrera’ en la modesta confitería de su abuelo Félix, abriendo un café sin grandes pretensiones que fue transformando paulatinamente en una moderna cafetería amueblada, como corresponde a establecimientos de esta clase y con una amplia y acogedora terraza situada en lo que ya se venía llamando El Monumento. El hecho de que el local estuviera instalado en pleno centro de Colunga sin ninguna limitación que impidiese contemplar el movimiento de sus calles céntricas, hacía de la confitería un lugar de obligados encuentros. Durante los veranos, la terraza se llenaba por completo de los veraneantes habituales de Colunga y de La Isla para disfrutar de las famosas meriendas de Magovi y de su refinada pastelería, atendida profesionalmente con la competencia de Manolín,el confitero. Conviene decir que éste se inició en las labores de pastelería siendo muy joven, permaneciendo fiel a la casa durante todo el largo período de su vida profesional hasta su jubilación que por supuesto fue voluntaria y nunca deseada por los propietarios de la confitería.

El prestigio de Manuel González Vigil como profesional fue tal que cuando se inauguró el hostal de los Pablos como un hotel de categoría de cuatro estrellas solicitaron que Magovi le dedicase algún tiempo a dirigir y contribuir al conocimiento de dicho hotel. Afortunadamente, hoy, la confitería sigue siendo un lugar muy estimado por colungueses y veraneantes y sus dueños actuales siguen mejorando y modernizando el local para seguir haciendo de Colunga y su Concejo un lugar muy estimado por el turismo, tanto provincial como nacional. Digamos, para terminar, que Magovi dejó al frente de su establecimiento a su hijo César Carlos, modelo de seriedad y honradez profesional.

Por Eduardo Hevia Vázquez

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