Fue el primer establecimiento hotelero de Colunga, con habitaciones con baño individual, que incluía desayuno y comida. Una curiosa característica definía a Ismael en sus primeros años, pues cerraba el establecimiento a las 12 de la noche y no daba copia de las llaves a los clientes nocturnos que quisieran entrar más tarde. No sería hasta años después cuando el Mesón adoptó las prácticas habituales del sector y permitió a los inquilinos llegar a la hora que ellos quisieran.
De entre sus muchas y variadas especialidades gastronómicas habría que destacar su excelente fabada, así como también el mejor plato de huevos fritos con chorizo que se podía degustar en Colunga, todo ello en un comedor muy recogido, atendido por la esposa de Ismael y sus hijos.
Al igual que hoy, el Hostal el Mesón disponía de una terraza abierta al paisaje de La Riera, pero en aquel tiempo su público se reducía a un selecto grupo de fumadores de puros y a otros pocos clientes habituales de los locales hosteleros del centro de la villa.
En el Mesón de Ismael, uno podía disfrutar también del conocimiento histórico del Concejo de Colunga que tenía el propietario, que compartía y enriquecía en la charla con otros venerables ancianos, ya fallecidos, quienes recordaban muchas curiosas anécdotas ocurridas en los años cincuenta y cuarenta. Ismael era un hombre muy cordial, además de buen conversador. Le echaremos mucho de menos. Descanse en paz.
Por Eduardo Hevia Vázquez