Tempus regis actus
Publicado por Omar PARDO el 25/03/2018
Esa casa que ven ahí en el hoy Parque D. Hernán Pérez – Cubillas, donde ahora mismo se ubica «El Tanatorio», o sea la actual Oficina de Turismo, tiene una historia muy singular, ya que perteneció a D. Pedro Frera que en su tiempo fue Alcalde Constitucional de Colunga durante la época de la Restauración.
El citado Frera, pertenecía como no podía ser de otra manera a la hidalga familia de Sales de los Frera – Conlledo cuya casa blasonada aún puede verse ahora mismo en la localidad, y a la que el advenimiento del Régimen Liberal perjudicó gravemente como a todas ellas. Así pues los miembros de esta familia al igual que otras de la misma condición debieron «moverse» de un entorno secular – su entorno – cuando las circunstancias fueron desfavorables y el «status» era ya imposible de mantener.
Unos al nuevo mundo, caso del famoso historiador, liturgista, humanista ilustrado y cardenal, Su Ilustrísima el catedrático de Sagrados Cánones y Leyes y regente de las Academias de dichas facultades en el Real Tridentino Colegio seminario en el Virreinato de La Nueva España en el último cuarto del siglo XVIII, D. Juan Antonio Frera – Conlledo, que una vez regresado a la metrópoli ocupó uno de los cargos eclesiásticos de mayor rango en ella, ni más ni menos que canónigo capitular y gobernador eclesiástico de la archidiócesis de Toledo, la más importante del reino sin duda. Al nuevo mundo también tuvieron que irse por pies con posterioridad (1.814) D. Antonio y D. Bernardo Frera – Conlledo, debido al regreso de Fernando VII, ya que aunque como valientes patriotas encabezaron en la localidad de manera temeraria la resistencia contra el francés, colaborando de manera decisiva aunque negándose a la militarización con las tropas del Coronel Escandón, por todos eran conocidas sus ideas liberales y claro, a la fuerza ahorcan.
La mayoría de sus descendientes muy menguados en su poder ya se quedaron en la localidad, pero otros no conformes con su mediocre destino se marcharon también al igual que sus antecesores, y este es precisamente el caso de D. Pedro Frera que acuciado por las desfavorables circunstancias y con un muy menguado capital se fue a la capital del reino, donde abrió un modesto establecimiento de perfumería en Sol, justamente en el nº1 de la Calle del Carmen, esquina Tetuán.
El establecimiento muy modesto en principio (era conocido por ser la perfumería de las putas de la Calle Carretas y aledaños) fue adquiriendo fama progresivamente hasta llegar a ser uno de los mejores del ramo de Madrid, permaneciendo abierto en manos de la familia y ya con posterioridad en otras manos, más de cien años, lo que generó a D. Pedro Frera y familia una considerable fortuna, parte de la cual el cabeza destinó a hacerse un «Hotelito» en su localidad nata, Colunga. Me refiero al conocido en mucha documentación antigua como «El Hotelito Frera» en el cruce de la Nacional Lastres – Ribadesella, donde residió mientras fue Alcalde Constitucional de la Villa, parte del cual fue expropiado a finales del siglo XIX para enlazar la nueva vía que perpendicular a la Nacional recién construida sería el acceso que en el futuro uniría la capital del municipio con la Villa y Puerto de Lastres, enlazando pues directamente por primera vez ambos núcleos de población.
Con posterioridad la propiedad fue a parar como muchas otras en la localidad a manos de la familia de Los Pablos, nada extraño si tenemos en cuenta que era colindante con la Fábrica de Sidra Champagne el Hórreo, aunque no habría que descartar que fuera por herencia ya que ambas familias eran de la localidad de Sales y no tendría nada de extraño que estuvieran emparentadas entres sí, costumbre muy habitual en la época entre familias hidalgas de las zonas rurales por razones obvias. Luego esa casa fue conocida ya como Casa de D. Prudencio Pérez de Velasco, o Casa de Doña Herminia de la familia de Los Pablos.
El final ya lo saben todos, fue «ardida» en 1.937, por los comités de milicias dicen unos, por los bombardeos de la aviación Nacional, dicen otros; da un poco igual, el caso es que quedó hecho una ruina y ya en los años 50, la primitiva casa de D. Pedro Frera fue cedida por D. Hernán Pérez-Cubillas al Ayuntamiento para dotar a la villa de un parque municipal que precisamente ahora lleva su nombre con el fin de equipararse a las villas colindantes que ya contaban todas con tal equipamiento. Luego vino ya el Horru algo ruin por cierto de la antigua Oficina de Turismo, hasta «el Tanatorio hoy», y así es más o menos la cosa.
En alguna documentación por ahí, se cataloga como Edificio Indiano, pero nada de eso, ni caso, también catalogan como edificio Indiano a La Casa Comercio de Los Pablos y a otras muchas que nada tienen de ello, ya ven, pero la realidad es que lo mismo los Pablos que D. Pedro Frera eran naturales de la vecina parroquia de Sales y nunca vieron Las Indias ni en fotografía, por mucho que los pseudo intelectuales de ciudad de ahora sigan copiando y pegando lo mismo, que los catetos de pueblo aquí no pintamos nada, luego dicen que las cosas cambian, pues bueno, unas sí, pero otras no, eh… ¡Ay…!