«CIEN AÑOS DE UNA HISTORICA PEREGRINACIÓN» artículo de Jorge Hevia publicado en la Nueva España el 07/09/2011

CIEN AÑOS DE UNA HISTÓRICA PEREGRINACIÓN

 

En la primavera de 1911, exactamente los días 30 de abril y 1 de mayo, un importante número de fieles del Arciprestazgo de Colunga peregrinaron, siguiendo una tradición secular fuertemente arraigada en la zona y especialmente en Asturias, al Santuario de Nuestra Señora de Covadonga. El promotor y alma de la peregrinación, D. Silvestre Piñera, párroco y arcipreste de Colunga, redactó posteriormente una interesante y detallada Memoria en la que se recogen numerosos y variados aspectos de esa peregrinación: la explicación del proyecto, advertencias y consejos a los peregrinos, relación de donativos recibidos para sufragar los gastos y noticias de prensa aparecidas en los medios locales. Nada menos que 602 feligreses y 15 presbíteros participaron en ese evento mariano, lo que pone de manifiesto la importancia de este tipo de actos en la España de principios del s. XX.

 

Hace unos años, D. Juan José Tuñón Escalante, hoy en día Abad de Covadonga, se encontraba en la madrileña Cuesta de Moyano rebuscando en las casetas de libreros después de “una cansina y monótona jornada de trabajo en el Archivo Histórico nacional” -son palabras suyas-, cuando inesperadamente se encontró con el que hasta ahora es el único ejemplar original de esa Memoria elaborada hace un siglo.

 

El pasado 23 de agosto se celebró en Colunga la presentación de aquella histórica Memoria en un libro que lleva por título “El Concejo de Colunga y el Santuario de Covadonga. Centenario de una peregrinación 1911-2011”. ¡Quién iba a decirle entonces al padre Juan José que ese ejemplar único que él estaba adquiriendo en la cuesta de Moyano iba a reeditarse al cabo de 10 años y que esa reedición se haría en el momento en que él se encontrara desempeñando las funciones de Abad del Santuario! El libro presentado es una auténtica joya pues al texto original se ha añadido abundante material gráfico de aquellos años, así como una introducción histórica del propio Abad.

 

La peregrinación de 1911 se produce en un momento de auge y crecimiento de la vida económica y social del Concejo de Colunga como lo demuestran los numerosos proyectos asistenciales, educativos y empresariales impulsados por entonces en esa demarcación. También es expresión de la firme Fe que animaba a los peregrinos colungueses y de unos sentimientos muy arraigados, hoy como ayer, en toda la región asturiana. No debemos olvidar que tras el impulso renovador del Obispo Sanz y Forés y de Fr. Ramón Martínez Vigil a finales del s. XIX y tras la conclusión de las obras en la Cueva y sobre todo en la Basílica a principios del XX, Covadonga se había consolidado como un gran santuario, centro de profunda espiritualidad y meta de numerosas peregrinaciones.

 

Dentro de unos días, con motivo de la Festividad de Nuestra Señora de Covadonga, el concejo de Colunga realizará una nueva peregrinación cuyos integrantes tendrán el privilegio de rememorar las vivencias de sus antepasados hace un siglo y de ofrecer a la Virgen el tradicional “ramu” que cada año una parroquia o Concejo deposita a los pies de la Santina. Enhorabuena a los presbíteros del Concejo, D. Segundo, D. Andrés y D. Severino, por la ilusión y la pasión demostradas a la hora de organizar esta nueva iniciativa de amor y devoción hacia la patrona de Asturias.

 

La peregrinación colunguesa es una más de las muchas que tienen por destino Covadonga o los numerosos santuarios marianos esparcidos por todo el territorio español. La devoción a la Virgen está profundamente arraigada en España, al igual que la religión católica, tal y como se ha podido observar durante el reciente viaje del Papa con motivo de la Jornada mundial de la Juventud. Y los católicos, como dijo el cronista José Manuel Fidalgo en la presentación del libro antes mencionado con palabras que suscribo, deben exhibir con orgullo su Fe, vivirla con solemnidad y mimar con especial cariño esas tradicionales formas de expresión de sus creencias –como la devoción a la Virgen- que constituyen un patrimonio único, un poderoso elemento de unión con las anteriores generaciones y un factor de espiritualidad –y también de identidad- en el mundo globalizado de nuestros días. El propio Benedicto XVI nos invitó a todos desde Madrid a no avergonzarnos de nuestra Fe.

 

Por eso son tan importantes Santuarios como el de Covadonga. Todos estos centros marianos que tanto abundan en España deben preservar y acentuar su esencia religiosa y espiritual. Y para ello han de hacer frente con inteligencia y habilidad a la marea de turistas que los invaden y que a menudo transforma el sentido originario de estos santos lugares. Sabemos que en Covadonga el Abad y su Capítulo están trabajando en esa línea. La peregrinación del Concejo de Colunga, 100 años después de la realizada en 1911, es una prueba evidente de la luz que irradia desde la Cueva del Auseva la imagen de la Santina venerada durante siglos en Asturias, en España y en numerosos países, especialmente en los iberoamericanos.

 

JORGE HEVIA SIERRA

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