EMILIO ALONSO GARCÍA, «EMILIO EL RETRATISTA», FOTÓGRAFO DE COLUNGA (1872-1948). NOTAS PROCEDENTES DEL FOLLETO EDITADO EN ABRIL DE 2007

Emilio Alonso García, ”Emilio el Retratista”, Fotógrafo de Colunga, (1872-1948)

NOTAS PROCEDENTES DEL FOLLETO EDITADO CON MOTIVO DE LA EXPOSICIÓN EN LA CASA DE LA CULTURA DE COLUNGA EN ABRIL DE 2007.

LA AACC ESTA VALORANDO LA POSIBILIDAD DE ORGANIZAR UNA EXPOSICIÓN EN 2019 SOBRE EL TRABAJO DE ESTE INSIGNE ARTISTA COLUNGUÉS

Emilio Alonso García (Colunga, 1872-1948) fue fotógrafo de Colunga entre 1887 y 1936. La Guerra Civil truncó su gran pasión por la fotografía. Nace en el seno de una familia de ebanistas: su abuelo, su padre, su hermano Rufino, su sobrino Emilio (hijo de Rufino) y él mismo tendrán todos este oficio.

Su padre, nacido en Gijón, se casa con Teresa García, natural de Caravia, con la que tiene cinco hijos: Ángel, conserje del Ayuntamiento de Colunga; Rufino, carpintero y escritor de coplas y versos; Emilio, carpintero y fotógrafo; Patrocinio, operaria de la Tabacalera de Gijón; y Carmen, casada en Oviedo con un procurador.

La familia vive en Colunga y, siendo Emilio muy pequeño, su padre los abandona y se marcha a América. Debido a la enfermedad de su madre, Emilio es criado por su hermana Patrocinio en el barrio de Cimadevilla de Gijón. De adolescente vuelve a Colunga, donde tiene a sus hermanos ya casados, Ángel y Rufino. Éste último tiene que dejar los estudios de arquitectura en Madrid, cuando su padre los abandona. Emilio aprende el oficio de carpintero y se casa a los 19 años con Luciana Estrada Valle, de Duyos (Caravia la Baja).

El auge de la fotografía y el aumento de publicaciones sobre este tema hacen que se aficione y empiece, de forma totalmente autodidacta, a hacer pruebas fotografiando todo lo que le parece de interés. Tan desconocida es la fotografía en esos años que su mujer se pregunta si no estará loco, pues se pasa el día “dibujando gatos”.

Aunque viven de la carpintería, Emilio sigue con su gran afición y poco a poco se convierte en “Emilio el Retratista”, como será conocido en Colunga. A finales del s. XIX aprende a ser operador del naciente cinematógrafo y se dedica a recorrer pueblos, sobre todo de la cuenca minera, con la que, según sus nietos, “es la primera máquina de cine que existió en Asturias”.

En 1905, con 38 años, se marcha a Cuba con su mujer e hijos (Jesús, Eloína, Enrique, Carlos y Consuelo), donde permanecen unos dieciocho meses. Su trabajo consiste en recorrer las haciendas a caballo para hacer fotografías a sus dueños. Le va muy bien, pues le pagan normalmente en monedas de oro, pero a su mujer no le sienta bien el clima y le convence para volver a España.

A su regreso, tiene que volver a empezar y Braulio Vigón, republicano como él y con quien mantiene una buena amistad, le consigue un empleo como bedel y camarero en el Casino de Colunga, simultaneando este trabajo con la fotografía. En esta época nacerán otros dos hijos, Félix y Julia, que muere a los 10 años. Estos años en el Casino son los más fructíferos desde el punto de vista intelectual, en contacto con la burguesía ilustrada. Además en 1910 es nombrado corresponsal fotográfico para la zona de “Prensa Española” de Madrid, editora de ABC y Blanco y Negro. Entre 1916 y 1920 acompaña al folklorista Aurelio de Llano a “retratar molinos y puentes”.

Además, colabora enviando fotografías “costumbristas” a revistas editadas en La Habana, como Asturias y El Progreso de Asturias, en las que también aparecen publicados versos de su hermano Rufino.

Cuando se marcha del Casino, se establece como carpintero, alternando esta profesión con la de fotógrafo. Sigue trabajando así hasta el año 1936, fecha en la que los republicanos comienzan a requisar material fotográfico, aunque él, republicano convencido, lo entrega voluntariamente. Cuando entran los nacionales en Colunga, Emilio, con 64 años, tiene que marcharse con su mujer y tres nietos, que han quedado huérfanos, a Francia y de allí a Barcelona. Dos de sus hijos emigran a Francia; uno de ellos, Carlos, se establece definitivamente en París y el otro, Félix, volverá ya retirado a Colunga.

Al acabar la Guerra Civil, vuelve a Colunga e intenta recuperar sus máquinas de fotos, pero no lo consigue. La difícil situación de la posguerra y las cargas familiares le obligan a volver a la carpintería, abandonando su gran pasión: la fotografía.

Muere a los 77 años el 3 de diciembre de 1948 en Colunga.

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La exposición que se presentó en 2008 fue el resultado del trabajo de recuperación de la fotografías antigua y, en definitiva, de la preservación del patrimonio cultural que el Museo del Pueblo de Asturias lleva realizando desde el año 1992. En esta labor de recuperación juegan un papel destacado las donaciones y los depósitos. Uno de estos es el que realizó, en 1994, Mª Luz Balbín Alonso, formado por mil doscientos negativos en placa de cristal, siendo la mayoría retratos.

El nuevo propietario de la casa donde había vivido Emilio Alonso, Fermín Vigón “El Pibe”, nieto de Braulio Vigón, encontró en el desván las placas que se conservan actualmente y las devolvió a la familia del fotógrafo.

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