“Carta en azul a los Reyes Magos. Una visión sobre mi paso por el Real Oviedo y los deseos para el futuro del club azul”. Artículo publicado en LNE 5 enero 2021
Por Santiago García Barrero, ex jugador del Oviedo
Nací en el año 1961. Soy el cuarto de una maravillosa familia de siete hermanos. En la Cantina del ferrocarril Vasco Asturiano, donde vivía, resonaban a diario las últimas locomotoras de vapor. Esa época de mi infancia justificaría una serie de Netflix. Era una Asturias en plena ebullición y la Cantina de aquella estación era un lugar de paso y de encuentro de los más variopintos personajes y paisanajes. Allí estaban los maquinistas Fausto y Canor, Paco el electricista, Félix el limpiabotas, Palmero el practicante, la carretona… Y por allí pasaban a diario la gente de los pueblos que llegaba a comprar a la capital, mineros, obreros, ferroviarios, los mozos que iban a la mili, e igualmente la aristocracia ovetense, los curas del cabildo catedralicio y también pasaban, cuando venía a jugar contra el Real Oviedo, el Real Madrid con Di Stefano, y Nicolás Casaus al frente del Barcelona. Todos paraban a saludar a mis padres, que nos enseñaron a tratar a todo el mundo con la misma atención y respeto. Aquella sociedad nos dio un ejemplo de convivencia y concordia admirable.
Y en ese universo, yo jugaba al fútbol. Iba a los Maristas y en el patio había 15 partidos a la vez, 15 balones iguales marca Curtis, pero todo el mundo sabía cuál era el suyo y, ¡ay de ti si tocabas otro!
A la vez también empecé a jugar en las categorías inferiores del Real Oviedo: alevines, infantiles, prejuveniles, liga Nacional juvenil, Vetusta y, ya con 19 años, en el Real Oviedo. De la época más feliz de mi vida como futbolista, la de juvenil, cuando jugaba con mis amigos de siempre y ganábamos casi siempre, pasé de golpe y porrazo al fútbol profesional. Del colegio al campo de batalla. Del Colacao a “la pichicata”. Porque en aquella época, recién llegado al primer equipo nos obligaban a tomar “la pichicata”, que luego me enteré que era café solo con optalidones machacados.
Aquello era una bomba para mí que no había tomado un café en mi vida. Recuerdo que salía jugar con 200 pulsaciones en el Tartiere. ¡Y luego decían que era un jugador frío!
Y llegaron también los malos resultados, las críticas de la prensa y del público, no era raro salir del Tartiere con una pañolada en la grada y lluvia de almohadillas en el césped, los interminables viajes en autobús y las lesiones graves, como la perforación de intestino que sufrí en Mendizorroza.
En aquella época el Real Oviedo tenía un presidente al que los jugadores del Oviedo, por el mero hecho de ser de Oviedo, no le gustábamos demasiado, y a mí me “desterraron” al Palencia. Todo aquello me vino muy bien porque me hizo apretar los dientes y madurar de golpe.
A la temporada siguiente volví y creo que terminé demostrando que podía ser un jugador útil e importante en el Real Oviedo, donde tuvimos temporadas en las que jugamos muy bien al fútbol con Romero de entrenador. El primer entrador que me puso jugar por el interior, no pegado a la banda.
Aquello me abrió las puertas de Primera División y fiché por el Logroñés de Ruggeri, Alzamendi, Sarabia, Quique Setién… Así me demostré a mí mismo que podía competir con los mejores jugadores y equipos de entonces. Luego me fui al Levante y finalmente al Avilés.
Estudié y me preparé porque siempre supe que la etapa de fútbol era efímera y coyuntural. Estuve unos años trabajando en ING, luego me fui a Madrid donde me fichó Merrill Lynch y me registré en el NYSE, la Bolsa de Nueva York. Ahora llevo ya otros 20 años en un despacho de asesoramiento financiero del que soy socio, rodeado de extraordinarios profesionales de los que aprendo cada día.
Y aunque desvinculado desde hace muchos años del club sigo con interés todo lo referente al Real Oviedo, que últimamente creo que está dando pasos en la buena dirección. Sin duda, lo principal es consolidar al equipo en categoría profesional y a la vez se tiene que estar trabajando en el medio plazo.
Ya que estamos en época de Reyes Magos, ¿que les pediría como oviedista?
Lo primero, la pronta y completa recuperación de Jorge Vallina, su Presidente.
Luego, darle un empujón a la Ciudad Deportiva, que no solo es mi sueño, sino que creo que es clave para consolidar los cimientos de la entidad.
También plantear el recubrimiento del Tartiere con una nueva envoltura mucho más luminosa y atractiva que permita aprovecharse para el sector terciario.
La marca “Real Oviedo” se mantiene atractiva y prestigiosa, hay que relanzarla y potenciarla.
Empezar a pensar en un potente merchandising para el Centenario. !Hay que ir reservando fechas para un triangular con el Bayern y el Liverpool!
En fin, se me ocurren un montón de cosas para pedir y soñar.
Siempre va a estar en mi ánimo apoyar al Real Oviedo, al que estaré eternamente agradecido.
Feliz año a todos.
(Nota AACC: Grande Santi!!!)