LA VIRGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO

LA VIRGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO

Por Jorge Hevia Sierra.

Según documentos antiguos la historia de la vinculación de la Virgen de Loreto con el Concejo de Colunga se remonta a la primera mitad del siglo XVII cuando un italiano de nombre Giuseppe (José) de Misso, natural de Venecia, naufragó en los acantilados de Huerres. Llevaba consigo una imagen de la Virgen de Loreto, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que Venecia no está muy lejos de Loreto, la ciudad en la región de Las Marcas donde ocurrió el Milagro de la Traslación y donde se había ya erigido el Santuario de Loreto. Un Monasterio que acogía la casa donde, según la tradición, el Arcángel Gabriel anunció a María su maternidad divina y donde vivió la Sagrada Familia en Nazaret.

La casa se encontraba originariamente en Tierra Santa pero durante las Cruzadas, ante el avance de las tropas musulmanas a fines del s. XIII y el miedo a que fuera destruida, los cristianos decidieron preparar el traslado de la misma. Según cuenta la leyenda los ángeles llevaron la casa por el aire y la dejaron en Tersato (Dalmacia, en la actual Croacia). Corría el año 1291. Este es el llamado Milagro de la primera Traslación. El párroco de esa localidad, Alejandro, se hallaba gravemente enfermo y sin esperanza de vida. Cuando estaba preparándose su funeral, se levantó de la cama completamente recuperado. El cura declaró que se le había aparecido la Madre de Dios avisándole de que en un collado vecino se encontraba la Santa casa de Nazaret. Habitantes del lugar se encaminaron al collado, encontraron la casa y en un nicho de una de las paredes una efigie en cedro de María Santísima con el Niño en brazos.

Poco tiempo después, en diciembre de 1294, la casa sería llevada a la Marca de Ancona (nuevo Milagro o Segunda Traslación) y colocada en una selva propiedad de una noble señora llamada Laureta, de donde tomarían el nombre tanto la Virgen como la pequeña ciudad que se fue desarrollando en torno a ella y al santuario que allí se crearía en su honor. Científicamente no es posible justificar que las traslaciones se hayan realizado por humanos (el sitio actual de emplazamiento no posee bases, parte de las paredes están apoyadas sobre una colina, lo que hace imposible la reconstrucción, no se encontraron restos de argamasa del siglo XIII en las paredes sino que la misma es original del siglo I, etc.). De ahí que se hable del Milagro de la Traslación y que Nuestra Señora de Loreto sea considerada la Santa Patrona de la Aviación.

Volvamos al naufragio de José de Misso. En ese terrible momento el marino italiano se encomendó a la Virgen de Loreto cuya imagen portaba. Salvado milagrosamente caminó desde la costa en Huerres hasta el viejo y frondoso árbol llamado “Castañar de Espina”, improvisando un altar y colocando en él la imagen de la Virgen. Posteriormente José de Misso ingresaría en el Hospital del Peregrino de Colunga, ubicado en lo que hoy es la Capilla de Santa Ana y otros edificios anexos. De Misso prometió edificar a la Virgen una capilla “en el lugar más bonito que encontrara”,  que terminaría siendo uno a escasos metros del viejo castaño.

La construcción de la ermita actual pudo iniciarse en 1633 o en 1663. Por cierto, se conserva prácticamente la obra original, salvo algunos añadidos en la sacristía y el pórtico. El párroco de Colunga en 1633 menciona ya la Ermita, mientras que el acta de fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de Loreto habla de 1663.

La imagen de madera original de la Virgen, la que portaba José de Misso, fue incendiada y destruída durante la Guerra Civil en 1936. Esa imagen era conocida como “La Romanina”, por el hecho de proceder de Italia.

En los archivos parroquiales aparece la donación en 1881 de otra imagen de la Virgen por parte de D. Juan Manuel Pérez Poladura, natural de Colunga y vecino de Bilbao. La estatua se hizo en Italia. Por su parte D. Francisco Lueje y Sra. donaron una talla de Nuestra Señora de Loreto en la década de los 40 del pasado siglo, hecha en los Talleres de Feliciano Ruiz en Vitoria. Por último, tras la quema en 1936 de la imagen de madera que se suponía trajo José de Misso, Leopoldo Fernández “Poldo” talló en piedra una réplica exacta que es la que se encuentra en la parte exterior de la capilla. Además, tomando esta última como modelo, fundió otra imagen en yeso.

Por tanto, tenemos constancia histórica de varias estatuas de la Virgen: la original o “Romanina”, la donada por Pérez Poladura en 1881, la donada por los Sres. Lueje en 1940 o 1949 (hay dudas sobre el año concreto) y las de Poldo Fernández (una en piedra y otra en yeso). Lamentablemente no sabemos exactamente cuál es la que fue víctima del fuego en 1936 (se supone la original) ni tampoco la que actualmente luce su graciosa figura en el interior de la capilla.

Concluímos estas notas con una mención al gran trabajo realizado por los miembros de la Cofradía de Nuestra Señora de Loreto. Hay constancia de 3 Estatutos de la Cofradía: los originales de 1663, los modificados en 1815 y los que se suponen últimos aprobados en 1880. El objeto de la Cofradía es “honrar la bienaventurada Virgen María y alcanzar por su poderosa intercesión el triunfo de la Santa Iglesia en todo el orbe”. Sirvan estas líneas de homenaje sincero y emocionado a todos los cofrades del pasado, así como a los actuales.

 

APUNTES extraídos principalmente de la publicación “NUESTRA SEÑORA DE LORETO”, hecha por la Cofradía del mismo nombre en Colunga, año 2000, con la decisiva contribución del periodista y cofrade Juan Carlos Cueto Alvarez.

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