FALLECE EDUARDO HEVIA VÁZQUEZ, MIEMBRO FUNDADOR DE LA AACC. JOSÉ ANTONIO GUTIÉRREZ («TOÑO») EVOCA SU FIGURA.

Eduardo Hevia. El Jefe y amigo.

Escribo estas líneas desde mi pueblo de Mestas de Con, Cangas de Onís, un día después de nuestra despedida. Está orbayando y creo que ello me está ayudando a escribir desde la profunda melancolía que siento. No pretendo glosar su trayectoria personal y profesional ya descrita en los emotivos artículos recientemente publicados. Sólo dar la visión de alguien que ha trabajado con él y que ha terminado siendo un gran amigo.

Empiezo hablando de Asturias, no puede ser de otra manera porque con ella empezó nuestra relación allá por el año 76. Yo estaba en Oviedo buscando trabajo tras terminar la Universidad y las prácticas de milicias y una llamada a mis padres a Madrid atestigua que un señor de Endesa había preguntado por mí pues mi C.V. había caído en sus manos por recomendación de Arthur Andersen. Era Eduardo, recién ingresado en Endesa para dirigir la novedosa Auditoría Interna creada por el INI. Al contactar con él y decirle que estoy en Asturias, mantenemos una conversación que presagia lo que al final tenía que suceder. Nuestras raíces asturianas, él casado en Colunga y yo con ascendencia en Cangas y Libardón, y nuestro carácter de paisanaje con amigos y conocidos comunes hace que acuda a una entrevista con él a la sede de Endesa.

Me presenta al Consejero Delegado y al Secretario General y les dice a los dos que voy a entrar en Endesa a trabajar con él porque así lo quiere y porque además…está Asturias por medio. Así era él, así era el Jefe, como cariñosamente le llamamos los que trabajamos con él; inteligente, intuitivo, exigente ,responsable y gran profesional .Con él aprendimos lo que era una Empresa y nos pudimos formar, él siempre preocupado por la formación de sus colaboradores, para llegar a ocupar puestos de más responsabilidad.

Le debo mucho profesionalmente pero diría que más por su legado personal. Persona irrepetible de las que marcan  tu vida y de la que se podrían contar anécdotas para escribir varios artículos como éste.

Viajes de trabajo que se convertían en placer cuando éste terminaba pues había que “auditar” las bodegas y restaurantes de las zonas dónde estábamos y viajes deliciosos con las tonadas asturianas con las que el Ruiseñor de Mieres nos obsequiaba. En su afán de estar presente en todo lo divertido hasta llega a apuntarse en el equipo de fútbol sala que formamos en la Auditoría. En mi despedida de soltero en el Centro Asturiano de Madrid sale al escenario a cantar, hacemos meriendas en la Sierra de Madrid, con la bota de vino por supuesto. Así era él, abierto, extrovertido, de profundas convicciones religiosas a las que siempre nos remitía, del Real Madrid, buenos momentos pasamos juntos, y familiar por lo que también le estaré siempre agradecido por poder tener relación con su ejemplar familia.

Le quería mucho, sé que él también a mí por lo que me siento orgulloso. Echaremos mucho de menos nuestros últimos viajes y comidas con los compañeros y amigos, las comidas en el Ñeru, los aperitivos en Casa Trilla con la entrañable y querida Neli , los encuentros en verano en Asturias y las tertulias y debates que siempre se generaban en nuestras reuniones.

Me queda el consuelo de su recuerdo a través de Neli y de sus hijos mayores con los que me une una gran amistad.

Querido Jefe, querido amigo, querido Eduardo, siempre te llevaré en el corazón.

José Antonio Gutiérrez

25/07/2018

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